Infancia

Cuando tus ojos han visto la miseria

En cada trozo de tierra están las marcas de un niño abandonado por sus familias y violentados por los Estados

Por Amelia Donoso Ibarra

12 Junio, 2022
Madre e hijos
'Madre y niños', Dorothea Lange. Oklahoma, EEUU, 1936

50 millones de niños en el mundo tienen hambre, dice la publicidad de UNICEF.

Un estudio de la situación de la infancia en Chile del año 2020, informa que de la población total de niñas y niños entre 0 y 17 años de edad (que son 4.259.155, lo que representa el 24,2% de la población general), sólo asisten al sistema escolar 3.298.185.

Respecto a la calidad de la educación que reciben el estudio señala que un 44,7% de estudiantes de 4° básico logran aprendizajes esperados en prueba SIMCE (Sistema de Medición de la Calidad Educativa) de lectura; un 24,6% en matemáticas; un 21,2% de los estudiantes de 2° medios logran aprendizajes deseados en lectura y un 22,6% en matemáticas.

Con relación al trabajo infantil se informa que un 32,8% (72.144) están en trabajo peligroso y bajo edad permitida, que es de 15 años de edad (Trabajo adolescente protegido, Ley N°21.271) y un 57,25 % (125.599) están en trabajo infantil peligroso y tienen entre 15 y 17 años de edad. Un 60,3% (201.594) del total entre 5 y 17 años de edad que realizan trabajo doméstico de carácter peligroso, son mujeres.

Si la UNESCO ya señalaba, con anterioridad a la pandemia, que existían graves situaciones respecto a la escolaridad de las niñas y niños, con el regreso a las aulas se han detectado profundas dificultades de aprendizajes en niñas y niños de las escuelas más pobres de Chile, ello en parte porque durante el período de pandemia, en que no pudieron asistir a clases presenciales, y por no contar con recursos que les permita acceder a tecnologías, no pudieron acceder a los procesos de aprendizajes que se desarrollaron por esta vía.

El estudio para Chile señala que el 22,9% vive en situación de pobreza multidimensional. Un 30,6% de niñas y niños indígenas vive en pobreza multidimensional. En el SENAME se atiende a 189.825, el 97,7% en programa ambulatorio, es decir, siguen viviendo con sus familias; un 3,8% en residencias, un 55% en cuidado alternativo y un 0,3% en programa de adopción.

En cada trozo de tierra están las marcas de un niño abandonado por sus familias y violentados por los Estados. A veces lo vemos en la prensa. El 28 de Mayo de 2021 el periódico estadounidense The New York Times, expone en portada las fotografías de 67 niñas y niños Palestinos asesinados.

En el documental “Nacidos en Gaza" filmado después de la guerra de Gaza de 2014, el director Hernán Zin hace seguimiento a un grupo de niñas y niños que viven la atrocidad de la guerra y los ataques de Israel sobre sus casas, sus cuerpos, playas y campos. No duermen, no entienden. Por su parte Naciones Unidas también reporta atropellos a niñas y niños de Palestina desde hace muchos años.

En Chile el informe Jeldres, llamado así por la jueza que levantó antecedentes sobre las vulneraciones de las niñas y niños en centros del Servicio Nacional de Menores, organismo del Estado responsable de proteger a la infancia abandonada, produjo revuelo y para revisar el tema se constituyó una comisión en la Cámara de Diputados, años han pasado y la situación de la infancia en el sistema de “protección” del Estado no mejora. En su momento el Centro de Investigaciones Periodísticas (CIPER) informaba sobre el caso.

Las niñas y niños en territorios que se encuentran en guerra recientes y las que tienen larga data, muestran la peor cara de las disputas por el poder motivado por intereses económicos, religiosos, geo territoriales, tráfico de drogas y armas. La guerra entre Ucrania y Rusia informa, a la fecha de este texto, más de 234 niñas y niños asesinados. Estudios señalan que cuando las crisis se profundizan, las y los primeros que sufren las consecuencias son las niñas y niños del mundo entero: las hambrunas, la falta de acceso a bienes básicos, la falta de seguridad, la violencia sobre sus cuerpos.

La pobreza en los países “desarrollados” como Estados Unidos, es de igual forma abismante como en países de Latinoamérica, África y Asia.

El año 2014 Joseph. Stiglitz exponía “la disparidad entre la riqueza del país y la condición en la que sus niños se encuentran no tiene parangón. Cerca de 14,5% de la población estadounidense en general es pobre, pero el 19,9% de los infantes —es decir, unos 15 millones de niños— viven en condiciones de pobreza. Entre los países desarrollados, únicamente Rumanía tiene un nivel de pobreza superior. La tasa de EE.EU es dos tercios más alta que la del Reino Unido, y hasta cuatro veces la tasa de los países nórdicos. Para algunos grupos, la situación es mucho peor: más del 38% de los niños negros, y del 30% de los hispanos, son pobres…”

Cuando están abandonados y solos, deben trabajar, y las grandes corporaciones y mercados los incorporan a su fuente laboral. Fernando Morales de la Cruz, experto guatemalteco en trabajo infantil, informa que, en los 187 países miembros de la Organización Internacional del Trabajo y que ratificaron el Convenio 182 sobre las Peores Formas de Trabajo Infantil, existen 160 millones de niños que tienen que trabajar para poder comer y los países se niegan a erradicar el trabajo infantil y las instituciones como OIT o UNICEF no investigan sobre la materia. En entrevista de año 2021 en portal de Casa América Catalunya, denunciaba la inacción de los organismos internacionales sobre el trabajo infantil y decía que tras el llamado “comercio justo” se esconde más mano de obra infantil. Morales de la Cruz, fundador de Cartoon of Change, convocó a 50 ilustradores y caricaturistas de diversos países para levantar la campaña contra el trabajo infantil.

Ricos Pobres

El año 2000 la BBC en artículo titulado “Por qué Estados Unidos tiene niveles de pobreza altos pese a los miles de millones que invierte en combatirla”, señala que “medio siglo después de que el presidente Lyndon B. Johnson declarara una "guerra incondicional contra la pobreza", EE.UU. aún tiene que descubrir cómo ganarla. Desde esa declaración de 1964, este país tuvo logros asombrosos como aterrizar en la Luna o engendrar internet, pero apenas ha podido bajar su tasa de pobreza a alrededor de 12% desde el 19% de aquel entonces…”

En el mismo artículo, se señala que "eso es lo irónico: una cosa sería si fuéramos un país pobre y realmente no pudiéramos hacer mucho al respecto. Pero tenemos los recursos", dice Mark Rank, profesor de la Universidad de Washington en St. Louis, considerado uno de los mayores expertos en pobreza en EE.UU. La cuestión entonces es por qué pasa esto en la gran potencia global.

El artículo entrega antecedentes que explican la imposibilidad de avanzar en superar la pobreza, entre ellos señala que en Estados Unidos se entiende que la pobreza sería un fracaso individual y por ello los programas se apuntan a cupones de alimentos y seguro de cesantía y no a la construcción de un programa público robusto que apunte a superar la pobreza en todas sus dimensiones.

Otro aspecto que incidiría en la no superación de la pobreza en Estados Unidos es el racismo: si un 11% de los niños blanco son pobres, este número aumenta a un 32% en las y los niños negros y a un 26% entre las niñas y niños latinos.

Lo que queda de manifiesto sobre la pobreza, en especial de las niñas y niños en el mundo, es que no depende exclusivamente de los ingresos de los países, sino de los modelos de desarrollo. Mientras algunos creen que el problema es individual y apuestan por sistemas de cupones hay otros que pueden apostar por la inversión social donde los programas públicos fortalezcan el acceso a la educación y garanticen los bienes básicos.

Invertir hoy en superar la pobreza infantil, es la política pública de mayor éxito y largo aliento. No hay nada que pueda desacreditar esta inversión.