"Romper los límites: La ciencia de nuestro planeta"

En La República, Platón describe dos ciudades-estado imaginarias: Una saludable y otra lujosa y febril. En ésta última la población gasta y devora en exceso, entregándose al afán obsceno de obtener cosas hasta sobrepasar el límite de sus necesidades. Han pasado siglos y el comportamiento humano respecto a su entorno no parece ser muy diferente. Lo que si hace la diferencia es que hoy el planeta esta profundamente dañado y se debe encender la alarma porque la vida como la conocemos podría ya no ser.

Romper los límites: La ciencia de nuestro planeta (2021, Dir. Jonathan Clay) es un documental —uno de muchos— que se han producido para exponer y poner en alerta a la humanidad sobre los daños provocados a la naturaleza y al medio ambiente. En éste se establece que la estabilidad del plantea se basa en 9 procesos naturales (El Cambio Climático; Biodiversidad; Uso del Suelo; Océanos; Liberación de Entidades Nuevas; Capa de Ozono; Aerosoles Atmosféricos, Ciclo del Nitrógeno y del Fósforo; y el Agua Dulce) que conviven en la tierra y que por la acción humana han sido peligrosamente alterados. Cada uno de éstos se articulan para su existencia, dependen uno del otro, si uno se rompe el otro queda dañado: Si entre la década de 2020 y 2030 no se logra regular, controlar y resiliar los ámbitos de contaminación medioambiental, no existirá planeta que resista la vida como la conocemos.

Los años pasan y al parecer los científicos no han sido escuchados. Johan Rockstrom, científico Sueco que protagoniza el Documental, insiste en que el planeta está en peligro y que por la magnitud de la crisis para su sobrevivencia “...deberíamos poner los límites planetarios en el centro del mayor y más estratégico nivel de gobierno que tenemos en el mundo, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas”. La ciencia nuevamente apela a la política.

Acuerdos y Compromisos Internacionales

Al igual que la cantidad de documentales y escritos sobre la crisis ambiental en la tierra, abundan los acuerdos y convenios internacionales para intentar frenar una crisis que amenaza con poner en jaque la vida del planeta.

La Conferencia de las Partes (COP) comenzó a realizarse el año 1995 y fue promovida por las Naciones Unidas en el contexto del Convenio Marco de Cambio Climático. Esta Convención sobre cambio climático es la más publicitada y acapara la atención internacional cada vez que se realiza. La última COP27 se realizó en Egipto entre los días 6 y 18 de noviembre. Respecto a los compromisos económicos de encuentros anteriores se acordó, como “primordial avanzar en el cumplimiento del objetivo de 100.000 millones de dólares anual para la financiación del clima, así como en la definición de un nuevo objetivo para después de 2025,” señaló Marie Lassegnore, directora de inversiones sostenible de la Francaise AM. En el mismo texto menciona que “hasta ahora se han movilizado 83.000 millones de dólares para la financiación del clima; 98% procedía de la financiación pública y el 2% del sector privado”

Por su parte en columna de EL PAIS, escrita por el periodista especialista en cambio climático Manuel Planelles, se informa que “aumenta la presencia de las compañías de combustibles fósiles en las cumbres del clima que se celebran anualmente bajo el auspicio de Naciones Unidas. El pasado año, en la de Glasgow, había 503 delegados de estas compañías o de asociaciones que defienden sus intereses; en esta COP27, esa cifra crece hasta los 636, según el análisis de los datos de la lista provisoria de asistentes elaborada por las ONG Corporate Accountability, Corporate Europe Observatory y Global Witness. Es un aumento de más del 25% desde la COP26. Hay más cabilderos de combustibles fósiles registrados que representantes de los 10 países más afectados por el cambio climático”.

¿La hora de la política?

Los Organismos Internacionales y los muchos acuerdos sobre medio ambiente firmados por países de todos los continentes parece que no están entregando respuestas eficaces para enfrentar la crisis. Ello porque mientras no exista una real comprensión de la importancia de que la política y la ciencia conversen y se entreguen un respaldo real para enfrentar la crisis medioambiental no será posible avanzar.

Cuando el mundo de la política entienda el valor de las evidencias científicas para la toma de decisiones, se podrán realizar acciones que transiten por más certeros caminos, ello porque a la fecha y ante la crisis climática la política no está dando respuesta para estabilizar o salvar al planeta.

Dada la urgencia del tema, de interés para el mundo de la política podría ser leer los antecedentes observados y levantados por las ONG citadas sobre la COP27 y tomar decisiones respecto a lo señalado por éstas, por ejemplo la reflexión de que “los grupos de presión del tabaco no serían bienvenidos en las conferencias de salud, los traficantes de armas no pueden promover su comercio en las convenciones de paz. Aquellos que perpetúan la adicción mundial a los combustibles fósiles no deben ser permitidos a través de las puertas de una conferencia sobre el clima.”

En el escenario mundial donde existe una baja inversión de privados para aplacar la crisis climática, sería bueno que existieran acciones de fomento y nuevas conversaciones para que los grandes conglomerados manifestaran mayor compromiso e invirtieran en cuidar y proteger el planeta que los alberga. Y por otra parte sería positivo que los organismos internacionales acordaran con los Estados miembros de estas Cumbres mayores y más eficaces controles de la acción de lobby en perjuicio de cuidar el planeta.

Si se avanzara en estos dos aspectos se podría pensar que existen acciones concretas para frenar la crisis climática ¿Será suficiente la política y la ciencia para enfrentar y detener el derrotero que parece ser la crisis climática? Quizá cuando la política se independice del dinero pueda tomar mejores y oportunas decisiones. La tierra está en peligro.