Cultura

El Canto del Otro Lado de la Pared y Caminante Inmóvil

Dos poemas, El Canto del Otro Lado de la Pared y Caminante Inmóvil, del profesor de filosofía y poeta chileno Andrés Carmona Alert

Por Andrés Carmona Alert

Mayo, 2025
Obra_de_Violeta_Parra
Sin Título, cartón pintado, Violeta Parra

El canto del otro lado de la pared


Vivo en la Pared de Santiago, donde la piedra muerde al viento y la ciudad se detiene, como un barco de papel ante el abismo del río.


Vivo en la escarpada frente donde el mundo se delinea, y los hombres, ciegos de luces, no preguntan qué hay detrás.


Un día alcé las manos. Mis dedos —garzas oscuras— se afirmaron en la grieta del perfil endurecido.


Asomé los ojos lentos y vi un gigante en la pradera, jugando entre caléndulas bajo un cielo sin edad.


Un arroyo —luz de estrella— corría como serpiente entre cantos siderales y amapolas sin fronteras.


Al otro lado del muro, donde la urbe no respira, fluye el alma de la tierra, más allá del calendario.


No hay pesares ni relojes. Sólo el paso vegetal que se posa entre las rocas con sandalias eternales.


¡Ay, ciudad de indiferencia! Tus faroles no comprenden que al borde de tu silencio baila el cosmos su verdad.



Caminante inmóvil


El viento le dijo al alba En la oscuridad todo parecía quieto Quien dudaba porque las nubes lo abrazaban Se sentía seguro en medio de las piedras Y la voz de la montaña le susurro al oído El que no se mueve, su camino no puede encontrar.


No basta con el cielo si el alma está dormida, Ni el sol alumbra el paso de la memoria Quien no asume que tiene que darle pies a su sombra. El desierto desató su sino Mientras el polvo en los zapatos guarda más que el destino, Y aquel que le teme a la brisa no escucha que el camino espera que uno lo pueda caminar. Y el viento volvió a decir El que no se mueve, su camino no puede encontra


Hay que romper el miedo que encierra la partida, Soltar el pie al abismo, y dejarse seguir. Por los hilos que tejen los puentes El que no se mueve no encuentra el camino, Le dijo el viento al campo … y el campo echó a latir. Hay que romper el miedo que encierra la partida, Soltar el pie al abismo, y dejarse por su sombra seguir.